Cuarenta años, cuarenta 18 de febrero han pasado desde que naciste (me digo a mi mismo). Si tuviera que definir estos últimos cuarenta años diría que han estado llenos de triunfos, muchos viajes y algún que otro fracaso. Bueno, y mucho vodka en vena.
Mi dieciséis cumpleaños sin Miriam fue difícil. En mi dieciocho cumpleaños le dije a mis padres que había empezado una relación. A los veinte volvía a casa oliendo a fritanga del bar de mi tío. A los veinticinco terminé mis estudios en Barcelona y encontré un trabajo de verdad. En febrero de 2025 desafiamos al mundo y nos casamos. Desde este año hasta el 2032 decidimos que Paris sería nuestro hogar. Al año siguiente aprendimos a cambiar pañales y a preparar biberones con el pequeño Ángel. Ya hemos pasado veintidós 18 de febrero juntos, los dos últimos aquí, en este apartamento con vistas al Central Park.
Hoy 18 de febrero de 2037, ya con cuarenta años decido abrir los ojos. Voy al cuarto de baño, veo mi reflejo y me doy cuenta que del chico de 17 años, al que le daba miedo lo que la gente pensase de él, ya no existe. Ahora es un hombre con ojeras, que sigue manteniendo los mismos gustos que tenía de adolescente. Sigo despertándome cinco minutos antes. Sigo amando el mar y escribir, escuchar música hasta quedarme dormido. Sigo siendo de los que cena con sus amigos y si bebe repito que les quiero mucho. Y es que la vida son momentos, así que salgo y busco por casa. Huele a café, en la radio suena Back to black de Amy Winehouse y ahí está, leyendo Memorias de Idhún. Me ve y me sonríe, como sabe que a mi me gusta. Le digo “Feliz cumpleaños amor”. Si, es verdad, mi marido cumpleaños también hoy, 18 de febrero, solo que él cumple cuarenta y uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario