La semana pasada fui a pasar unos días a la casa de mi hermano en Estepona y decidimos echar la mañana en los Baños de la Hedionda, a las afueras de Casares, un pueblo al que tengo muchas ganas de volver.
Los baños se remontan a los tiempos romanos que aprovechaban estas aguas cargadas de azufre para su disfrute.
Es gracioso ver como lugareños y extranjeros se echan barro por todo el cuerpo, ya que se dice que es muy buen exfoliante.
Si queréis saber como llegar o cualquier otra cosa no dudéis en preguntar.
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